Un verano de Mundial es
inconcebible sin la participación de una selección como la
italiana; o al menos así ha sido hasta ahora. El próximo verano, en
Rusia, lo viviremos así por primera vez en 60 años. Italia, gustará
más o menos su juego, siempre da al torneo un plus de competitividad
y aunque no sea favorita, siempre hay que tenerla en cuenta y dota al
torneo de un aura especial.
A pesar de que en Sudáfrica 2010 y Brasil 2014 la Azzurra no fue capaz de superar la fase de grupos pocos podían esperar que el ciclo actual terminase de manera tan abrupta como lo hizo anoche en Milán. Hasta ahora los transalpinos sólo se habían perdido dos citas: Uruguay, en 1930, y Suecia [ironías del destino] en 1958.
A pesar de que en Sudáfrica 2010 y Brasil 2014 la Azzurra no fue capaz de superar la fase de grupos pocos podían esperar que el ciclo actual terminase de manera tan abrupta como lo hizo anoche en Milán. Hasta ahora los transalpinos sólo se habían perdido dos citas: Uruguay, en 1930, y Suecia [ironías del destino] en 1958.
El combinado dirigido por
Giampiero Ventura se ha visto incapaz de superar a un conjunto
ordenado y sólido que tampoco propuso nada, pero que no lo
necesitaba. La obligación era de los locales anoche y no supieron
doblegar la defensa del conjunto nórdico. El principal damnificado
en este caso es el seleccionador. Ventura fue incapaz de
modificar el dibujo y proponer algo distinto. Se trataba de arriesgar. Daba igual
encajar. Italia estaba eliminada La falta de ideas a la hora de
elaborar juego dejó a la Azzurra con la única opción de
colgar balones al área y con las faltas y los córners como único
aliciente para intentar devolver las tablas a la eliminatoria. El gol pudo llegar pero no fue
suficiente.
Lo cierto es que Italia
en los últimos tiempos no ha sido capaz de generar ese jugador
mágico que recoja el testigo de los Roberto Baggio, Alessandro
Del Piero, Francesco Totti o Andrea Pirlo. Ese
jugador diferente que se eche el peso del equipo a sus espaldas y que
sea capaz de crear juego y arrastrar a sus compañeros. Ayer el único futbolista distinto se
quedó sin saltar al césped de San Siro; otro apunte en el
debe de Ventura.
Sin ese futbolista que genere algo nuevo es tarea del seleccionador de turno buscar alternativas y Ventura
no lo ha conseguido. Su predecesor, Antonio Conte, tampoco
contaba con ese talento [desechó a Pirlo para la fase final de
la Eurocopa] y aún así logro insuflar el suficiente espíritu a los
suyos, a partir del rigor defensivo, para realizar un buen papel en
la Euro 2016 y caer en la tanda de penaltis ante la posterior
campeona, Alemania.
La etapa de algunos de los máximos exponentes de los últimos años en la Nazionale ha tocado a su fin de la peor manera posible, cayendo en una repesca. Gianluigi Buffon, Daniele De Rossi, Giorgio Chiellini y Andrea Barzagli no vestirán más la camiseta azul. Toca reconstruir una selección que en los últimos tiempos ha perdido el norte y sus señas de identidad. Un nuevo seleccionador que ilusione a los tiffosi debería ser el primer paso.
La etapa de algunos de los máximos exponentes de los últimos años en la Nazionale ha tocado a su fin de la peor manera posible, cayendo en una repesca. Gianluigi Buffon, Daniele De Rossi, Giorgio Chiellini y Andrea Barzagli no vestirán más la camiseta azul. Toca reconstruir una selección que en los últimos tiempos ha perdido el norte y sus señas de identidad. Un nuevo seleccionador que ilusione a los tiffosi debería ser el primer paso.
Creo que el problema de
la selección italiana ha sido la falta de un director desde el
banquillo, con las ideas claras. En el país hay suficiente talento
como para armar un bloque competitivo, capaz de competir de tu a tu
con con los mejores del mundo. Los dirigentes de la FIGC deben
ponerse ya a trabajar en el futuro. El fútbol no se merece otro
Mundial sin Italia.
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