Hace unos días saltaba
la noticia de que Jurgen Klopp no ocuparía el banquillo del Borussia
Dortmund la próxima temporada, cerrando uno de los periplos más
estimulantes de un técnico al frente de un club y abriendo un
periodo para el recuerdo.
El preparador germano
debe pasar a la historia de este deporte. Tal vez sus métodos no
sean revolucionarios pero sus formas y lo que ha logrado con el
conjunto borusser le sitúan entre los mejores del mundo.
Novias y posibles destinos no le van a faltar pero ese es un debate
para más adelante. Hoy toca echar la vista atrás y disfrutar con lo
vivido.
Klopp llegó a Dortmund
en 2008, poco después de que el BVB superase una crisis que a punto
estuvo de llevarle a la bancarrota. Con él al mando el equipo
amarillo ha llegado a situarse en la élite del balompié europeo,
además de dejar su sello personal e inconfundible.
De una personalidad
arrolladora el mundo del fútbol debe a Kloppo, no sólo haber
devuelto al Dortmund a los puestos nobles de la tabla, excepto este
curso, sino haber revitalizado la Bundesliga gracias a sus duelos con
el Bayern Munich y a su valiente propuesta.
El legado del técnico
está ahí. A parte de sus 2 Bundesligas, 1 DFB Pokal y 2 Supercopas,
su juego ilusionó y fascinó a un gran número de aficionados
gracias al dinamismo y juego ofensivo que proponía. Además
contraponía juventud y cierto descaro a los poderes futbolísticos
establecidos y su presión ahogaba a sus rivales, que en la mayoría
de los casos se veían desbordados por un torrente de buen fútbol.
Otra aportación de este
genio ha sido situar los nombres de Lucas Barrios, Shinji Kagawa,
Mats Hummels, Mario Gotze o Nuri Sahin en el disparadero. Si no
hubiese sido por que un técnico valiente apostó por ellos y estos
le correspondieron con su mejor juego, probablemente no habrían sido
tan conocidos.
Da igual que no te guste la Bundesliga, que no seas seguidor del Borussia Dortmund. Si realmente disfrutas de este deporte hay que quitarse el sombrero ante Jurgen Klopp.
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