Que el fútbol no tiene
memoria es algo conocido por todos y que los fracasos, por muchos
éxitos que hayas logrado, pesan más que nada en mundo tan inminente
como es el deporte de élite.
He seguido de cerca la
trayectoria de Lucien Favre ya que fui redactor de los potros
en mibundesliga.com. El preparador suizo salvó a la histórica
entidad renana del descenso a Bundesliga 2 y la ha situado en
la máxima competición continental a nivel de clubes. Todo ello en
apenas un lustro.
El mal comienzo de
temporada ha hecho que el suizo haya decidido dimitir al no verse
capacitado para enderezar el rumbo de la nave. El Borussia Park
le debe mucho y algunos de sus futbolistas también. Christoph
Kramer ha llegado a proclamarse Campeón del Mundo con Alemania
gracias a toda la confianza adquirida y el trabajo realizado bajo la
tutela del ya ex técnico del Gladbach.
La sucesión de
acontecimientos ha provocado la decisión de un hombre cabal que casi
nunca ha dicho una palabra más alta que otra. El gran número de
lesiones sufridas en este inicio, sumadas a las bajas de jugadores
fundamentales como el propio Kramer, que regresa al Bayer
Leverkusen, o Max Kruse han precipitado los
acontecimientos.
Debido a los ciclos, cada
vez más cortos en el deporte de élite, el tiempo de Favre en
el Borussia estaba más cerca del final que de otra cosa. A
pesar de todo pocos podíamos esperar un comienzo tan nefasto como el
sufrido. Al suizo le han tachado de entrenador defensivo, pero yo
creo preparaba con mimo las tácticas defensivas, sobre todo contra
los grandes como el Bayern.
En el otro lado del campo
ha contado con jugadores móviles y veloces que le han ofrecido un
gran número de alternativas. Además la entidad renana se ha visto
favorecida por el excelente trato y mimo dado a jugadores jóvenes
como el actual portero del FC Barcelona, Marc-Andre ter Stegen, o Mahmoud Daoud, llamado a
ser la próxima perla de unos potros que ya miran al futuro.
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