El técnico italiano ha
conquistado la Premier League en su primera temporada en
Inglaterra. Además el de Lecce ha sacudido los cimientos de un
plantel un tanto acomodado y ha sacado al Chelsea de la apatía
del curso precedente.
Antonio Conte
aterrizó en Londres el verano pasado después de poner fin a su
periplo al frente de la selección italiana. En sus dos años al
frente de la Azzurra dirigió 24 partidos y alcanzó los
cuartos de final de la Euro 2016 siendo eliminada por Alemania
en la tanda de penalties. Su objetivo en el banquillo de Stamford Bridge era claro.
Conte, técnico de
carácter, tenía la clara misión de cambiar las cosas. Tras una
campaña desastrosa en Premier y sin mayor protagonismo en el
resto de torneos, el Chelsea debía cambiar el rumbo
radicalmente y Roman Abramovich era consciente de ello. José
Mourinho, el entrenador más exitoso en la historia de los Blues,
fue cesado con el equipo al borde del descenso poco antes de navidad.
Su sustituto, Guus Hiddink, finalizó la campaña de la manera
más digna posible, aunque no pudo evitar ser uno de los peores
defensores de título de la historia.
El ruso apostó por un
entrenador con personalidad y con hambre a pesar de su periodo
exitoso en la Juventus. Bajo su mando, el Chelsea ha
pasado de ser un equipo sin alma y sin convicción a un conjunto que
ataca, presiona y encima divierte. El entrenador italiano ha sido lo
suficientemente inteligente para cambiar el guión sobre la marcha y
pronto se dio cuenta que el sistema de tres centrales, aunque con
alguna variante respecto al que le llevó al éxito en Turín, era lo
más adecuado para alcanzar sus objetivos. Su capacidad para
transmitir desde la banda ha hecho, además, que sus pupilos no
pierdan tensión competitiva durante la temporada.
El italiano ha tenido la
suerte que no tuvieron otros como Villas-Boas, ya que no ha
tenido que lidiar con vacas sagradas y ha podido dar salida a
jugadores caros que poco aportaban como Oscar. De la época
más gloriosa de los Blues sólo quedaba John Terry y
el capitán, a pesar de jugar poco, no ha sido un obstáculo para
llevar a cabo la tan necesitada transición en Stamford Bridge.
Además, gracias a su gestión de vestuario, ha sabido encauzar a los
dos futbolistas de más clase de su plantel: Eden Hazard y
Cesc Fábregas.
El internacional belga ha
vuelto a mostrar su mejor cara esta campaña. Tras un 2015/16 para
olvidar y tras un buen papel en la Euro 2016 comenzó bien la
temporada siendo uno de los puntales del equipo. Tal vez Hazard
sea uno de esos futbolistas que sólo ofrecen su mejor versión con
el viento a favor, algo que no ocurrió el curso pasado cuando fue
puesto en el ojo del huracán por su propio técnico. Segundo máximo
realizador del equipo tras Diego Costa, durante este curso si
ha sabido marcar las diferencias en momentos puntuales, ayudando con
goles vitales.
Por su parte el papel del
internacional español ha sido bien distinto. Sabedor de su papel
secundario en los esquemas de Conte;
el italiano fue claro con el de Arenys de Mar desde el principio; el
internacional español ha sido capaz de aislarse de los rumores sobre
su posible salida del club y aportar gracias a su buena actitud. El
centro del campo habitual de este Chelsea, compuesto por la
dupla Matic – Kanté, ha visto comprometida su
creatividad en varios encuentros ante adversarios bien replegados que
dejan pocos espacios. En ese escenario es en el que ha aparecido el 4
de los mejores tiempos, dando un giro radical al juego del equipo
desde el banquillo.
No me gustaría acabar
este texto sin ponderar el papel de un futbolista sorprendente por su
rendimiento en esta temporada: Victor Moses. El internacional
nigeriano se ha destapado como un excelente carrilero capaz de
sacrificarse en defensa y de llegar con peligro a las inmediaciones
del área rival. Atrás parece haber quedado la imagen de un
futbolista con un tremendo potencial incapaz de demostrarlo como
quedó claro en sus cesiones en Liverpool, Stoke City o
West Ham, donde sólo vimos
destellos. Con la continuidad necesaria ha acreditado que
puede ser importante en un equipo campeón.
Está claro que el nuevo
reto para Antonio Conte será la conquista de la Champions
League. Con un propietario dispuesto a dar al técnico italiano
lo que necesite, la pregunta deber ser ¿Cuanto tardará el Chelsea
en alzar su segunda “orejona”?
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