El conjunto rossonero
está siendo uno de los protagonistas del presente mercado estival en
Europa. Sus movimientos indican que van muy en serio hacia la elaboración de sólido proyecto que devuelva al club al primer plano de la escena futbolística. Pero ¿Cómo es posible que un club
con una situación económica tan delicada en los últimos tiempos
pueda hacerlo realidad?
Es evidente que en el fútbol actual la solvencia financiera es más que necesaria, pero también es imprescindible una buena planificación deportiva. El AC Milan viene de unas temporadas mediocres tras verse obligado a desprenderse de futbolistas de la talla de Zlatan Ibrahimovic o Thiago Silva, debido al agujero en las arcas del club tras la era Berlusconi. Ha llegado la hora de dar un cambio de rumbo y dejar a un lado los últimos 31 años donde se han logrado 29 títulos.
Es evidente que en el fútbol actual la solvencia financiera es más que necesaria, pero también es imprescindible una buena planificación deportiva. El AC Milan viene de unas temporadas mediocres tras verse obligado a desprenderse de futbolistas de la talla de Zlatan Ibrahimovic o Thiago Silva, debido al agujero en las arcas del club tras la era Berlusconi. Ha llegado la hora de dar un cambio de rumbo y dejar a un lado los últimos 31 años donde se han logrado 29 títulos.
El equipo dirigido desde
el banquillo por Vincenzo Montella se encuentra muy lejos de
la Juventus, actual dominador de la Serie A, y del
resto de sus oponentes en la lucha siquiera por la Europa League.
Para acercarse a ellos la idea es sencilla: Reforzar cada una de las
lineas con un fichaje de talla mundial y completar el plantel con
futbolistas que den un salto de calidad y que aporten hambre y
soluciones a situaciones específicas que puedan darse a lo largo de la
temporada. Se trata de una labor a medio-largo plazo cuyos primeros pasos ya se están dando.
El defensa Mateo
Musacchio, procedente del Villarreal; el delantero
portugués André Silva del Oporto; el lateral zurdo
Ricardo Rodríguez, del Wolfsburgo; el central de la
Juventus, Leonardo Bonucci;el centrocampista del Bayer
Leverkusen, Hakan Calhanoglu; el medio argentino Lucas
Biglia, procedente de la Lazio;el atacante Fabio Borini
del Sunderland; y Andrea Conti y Franck Kessie,
procedentes del sorprendente Atalanta ya han llegado a Milán.
Todos ellos tienen en común que llegan en el momento adecuado en sus
carreras para crecer de la mano con su nuevo club. Además han
conseguido renovar a Gianluigi Donnarumma, uno de esos hombres
llamados a ser leyenda aunque sólo sea un niño.
Para entender como es posible que el AC Milan pueda afrontar estos refuerzos es vital conocer tres figuras clave. El primer protagonista
del nuevo es el propietario del club, Yonghong Li.
El empresario chino es un auténtico desconocido incluso en su propio
país. Con una patrimonio estimado de unos 500 millones de euros sólo
se conoce que entre él y su mujer gestionan negocios milmillonarios
en el ámbito inmobiliario, de la minería y del embalaje. Lo único
cierto es que en abril se hizo con el control del club después de
desembolsar 520 millones en la compra del 99,93% de las acciones y de
hacerse cargo de la deuda del club, cifrada en 220 millones. Por
si estas mareantes cifras no fuesen suficientes, ha llegado con la
promesa de invertir 350 millones durante las próximas tres
temporadas.
Li ha puesto al mando de
las operaciones a Marco Fassone, nuevo administrador delegado.
El sustituto de Adriano Galliani posee un curriculum
envidiable ya que ha trabajado para Juventus Nápoles e
Inter. Licenciado en
Literatura Moderna por la Universidad de Estudios de Turín comenzó
su carrera como dirigente deportivo hace 14 años tras una
trayectoria en marketing, si bien el mundo del fútbol no le era
desconocido ya que ejerció como cuarto árbitro y asistente en
categorías amateur. En 2003 llegó a la Vecchia Signora para
encargarse del área de marketing pero en 2006, después del
Calciopoli, aumentó sus competencias haciéndose cargo de los
ingresos, abriendo el primer Juventus Club en China y siendo el
coordinador del proyecto del Juventus Stadium, obra que no
pudo culminar ya que con la llegada de Andrea Agnelli abandonó
Turín con destino a Nápoles. En sus dos temporadas el club
partenopeo aumentó significativamente los ingresos del club hasta
que sus discrepancias con Di Laurentis le hicieron dejar el
sur de Italia y poner rumbo a Milán para sustituir a Ernesto
Paolillo como director general del Inter. Fassone
fue el encargado de dirigir el club neroazzurro durante el
traspaso de poderes entre Moratti y Thohir. Durante dos
temporadas dispuso de plenos poderes, o casi, pero la llegada desde
Manchester de Michael Bolingbroke redujo su rango de acción
al área deportiva y de comunicación, abandonando el club en
septiembre de 2015 para convertirse en el hombre fuerte de la
re-estructuración del AC Milan.
Para llevar a cabo
semejante tarea, Fassone ha confiado la dirección deportiva a
Massimiliano Mirabelli, jefe de scouting del Inter,
quien tuvo una corta carrera como líbero en conjuntos menores
como el Trani, el Altamura o el Crotone hasta
que con 26 años decidió colgar las botas y ejercer como ojeador
para el Empoli o el Inter. En 1996 le llega su primera
oportunidad de demostrar su valía y guía, como director deportivo,
al modestísimo Rende al ascenso. Fue el primero de varios
éxitos deportivos que le llevaron en 2012 a ascender con la Ternana a la Serie B. A partir de aquí su crecimiento es
exponencial. Primero recibió la llamada de Piero Ausilio para
ejercer como scouting en el Inter, labor que le llevó durante un curso, 2013-14, al Sunderland de la Premier
League. Doce meses después retornó al conjunto de Milán y de su
mano llegaron futbolistas como Perisic, Brozovic o
Murillo. En septiembre de 2016 llegó a Milanello como
director deportivo. Acostumbrado a ver a posibles refuerzos in situ
suele viajar dos veces al año a Sudamérica para descubrir jóvenes
talentos en Argentina y Brasil y en su nuevo club confían en que su
red de colaboradores y su intuición sean tan efectivas como hasta
ahora.
Estos son los nuevos
nombres a tener en cuenta a la hora de valorar la toma de decisiones
en el Milán. En su mano está la gestión de un club grande
que no vive sus mejores momentos. En lo deportivo, con sus fichajes,
están consiguiendo que sus aficionados se vuelvan a ilusionar pero
su labor va más allá. Deben crear una nueva estructura organizativa
más fuerte, moderna y eficaz para adaptarse a las exigencias del
fútbol moderno. Queda mucho por hacer pero los primeros pasos ya se
están dando.
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