Está a punto de igualar
el récord de jornadas consecutivas marcando en la Serie A, pero el
atacante napolitano no lo ha tenido fácil. Su paso por el Nápoles
le dejó huella aunque hoy se reivindica ante toda Italia y el resto
del mundo.
El conjunto partenopeo pagó por él 18 millones de Euros en el verano de 2009. Todo parecía un sueño hecho realidad para el delantero nacido en Castellamare di Stabia, a pocos kilómetros de la gran urbe del sur de Italia. El joven Fabio se formó en las categorías inferiores del Torino pero toda su familia es napolitana y el quería ser capitán del Napoli y convertirse en un ídolo en San Paolo.
En 2005 aterrizó en Udine donde no tuvo demasiada suerte y llegó por primera vez a Génova para vestir la maglia blucerchiata en 2006. Su buen hacer hizo que el Udinese lo repescará en 2007 y en el Friuli se revalorizó aún más. Dos años después el gigante del sur de Italia hizo volver a casa a uno de sus hijos. A partir de aquí las cosas se torcieron, y mucho, para Quagliarella.
La presión hacia él y los suyos fue brutal. Fue víctima de un desaprensivo que, tras ganarse su confianza, no sólo utilizó al delantero y a su familia para su propio beneficio, si no que fue el autor de los mensajes amenazantes y difamatorios que recibían. Relaciones con la mafia, con drogas, pedofilia, amenazas de muerte... salpicaron la vida de los Quagliarella y su entorno a manos de un agente de la Polizia Postale, encargados de la seguridad en internet, que les hizo vivir un auténtico infierno.
El conjunto partenopeo pagó por él 18 millones de Euros en el verano de 2009. Todo parecía un sueño hecho realidad para el delantero nacido en Castellamare di Stabia, a pocos kilómetros de la gran urbe del sur de Italia. El joven Fabio se formó en las categorías inferiores del Torino pero toda su familia es napolitana y el quería ser capitán del Napoli y convertirse en un ídolo en San Paolo.
En 2005 aterrizó en Udine donde no tuvo demasiada suerte y llegó por primera vez a Génova para vestir la maglia blucerchiata en 2006. Su buen hacer hizo que el Udinese lo repescará en 2007 y en el Friuli se revalorizó aún más. Dos años después el gigante del sur de Italia hizo volver a casa a uno de sus hijos. A partir de aquí las cosas se torcieron, y mucho, para Quagliarella.
La presión hacia él y los suyos fue brutal. Fue víctima de un desaprensivo que, tras ganarse su confianza, no sólo utilizó al delantero y a su familia para su propio beneficio, si no que fue el autor de los mensajes amenazantes y difamatorios que recibían. Relaciones con la mafia, con drogas, pedofilia, amenazas de muerte... salpicaron la vida de los Quagliarella y su entorno a manos de un agente de la Polizia Postale, encargados de la seguridad en internet, que les hizo vivir un auténtico infierno.
Su club, conocedor de la
situación, decidió alejarlo de la ciudad y lo envió a la Juventus, algo que hizo enfurecer
a los tifosi napolitanos: “Creyeron que fue por dinero
pero no fue así. Ganaba lo mismo que en Nápoles. Me insultaban, molestaban a mi
familia, quemaban mis camisetas... eso, sin embargo, demostró lo que
les importaba. Si hubiese sido un cualquiera, no les habría
importado”, afirmó en el 2017 al desvelar la pesadilla que
sufrió.
Tiempo después, el
culpable de aquellos hechos fue detenido y condenado y Fabio
Quagliarella pudo liberarse explicando lo sucedido y consiguiendo que los
hinchas del Nápoles le pidieran perdón públicamente
mediante una gran pancarta en un encuentro disputado en San Paolo.
“En el infierno que has vivido, enorme dignidad. Nos volveremos
a abrazar, Fabio. Hijo de esta ciudad”, rezaba dicha pancarta.
Tras su paso por la
Vecchia Signora, el Torino fue su nuevo hogar a partir
de 2014, con un breve paso como cedido en la Sampdoria durante
la segunda mitad de la 2015/16, justo antes de firmar definitivamente
por su actual equipo en aquel verano.
En Génova está viviendo
una segunda juventud y está registrando grandes números. Goleador
consistente, lleva más de 140 goles en Serie A, está a las puertas
de entrar en el Top20 histórico de los capocannonieri,
pero ahora es noticia llevar 10 jornadas consecutivas marcando y, por tanto, estar a punto de igualar el registro de Gabriel Batistuta,
que data de noviembre de 1994, de 11 jornadas consecutivas celebrando algún gol.
Sus registros, además, le han
llevado directamente a la lucha por el Pichichi de la Serie
A junto a Duvan Zapata y Cristiano Ronaldo. Su
entrenador, Marco Giampaolo está encantado con él y lo
define así: “Es el último mohicano: Es muy grande. Su DNI dice
que tiene 35 años [cumple 36 el próximo 31 de enero] y siempre hay
prejuicios con esto pero creo que merece ir con la Azzurra”.
Fabio Quagliarella
es un delantero fuerte. Su último tanto, el 3-2 frente a la
Fiorentina, es de un auténtico delantero. Desde un punto de vista
técnico, desde la experiencia y desde la capacidad de desmarque y
lectura de las situaciones, se trata de un futbolista muy fuerte. A
esta definición hecha por su actual preparador, yo añadiría que se
trata de un atacante listo e intuitivo, cualidades que le llevan a
marcar goles de bellísima factura.
Disfrutando de la vida y del fútbol Fabio Quagliarella se ha convertido en un ídolo lejos de su querida Nápoles. A buen seguro que su corazón desea volver a vestir la camiseta del Napoli pero su presente está en la Sampdoria, donde ha conseguido redimirse y que todos disfrutemos de un gran futbolista.
Disfrutando de la vida y del fútbol Fabio Quagliarella se ha convertido en un ídolo lejos de su querida Nápoles. A buen seguro que su corazón desea volver a vestir la camiseta del Napoli pero su presente está en la Sampdoria, donde ha conseguido redimirse y que todos disfrutemos de un gran futbolista.
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