Portsmouth, historia de una mala gestión

El caso de este club es revelador de como un club de fútbol puede ser presa de especuladores que juegan con el sentimiento de una afición. Este deporte es mucho más que un negocio a pesar de que muchos lo vean así.





Antecedentes

El Portsmouth FC es un equipo histórico dentro del fútbol inglés. Fundado en 1898, fue campeón de Inglaterra en dos ocasiones (1949 y 1950) y ganó dos veces la FA Cup  (1939 y 2008).

Desgraciadamente para el club del sur de Inglaterra estos tiempos felices han quedado atrás ya que en las últimas temporadas ha sido noticia por sus problemas económicos. Desde 2010 el club ha entrado dos veces en “administración”, término que se asemeja a la ley concursal de nuestro sistema. De hecho fue el primer equipo de la Premier League en encontrarse en esta situación.

La primera ocasión en que ocurrió fue durante la temporada 2009-2010. Debido a que estos problemas económicos volvieron a aparecer durante el último curso futbolístico, me centraré en lo sucedido durante los últimos meses.

Los problemas para los aficionados del Pompey comenzaron el 1 de junio de 2011, cuando la empresa CSI (Convers Sports Initiatives) adquirió el club. El polémico Balram Chainrai se hacía a un lado. Todo eran buenas palabras de los dirigentes y los seguidores veían el futuro con optimismo ya que los nuevos propietarios habían pasado todos los filtros impuestos por las autoridades futbolísticas.

Todo transcurría con normalidad hasta el  23 de noviembre. Ese día se hizo pública una orden de arresto internacional contra Vladimir Antonov, dueño de CSI, debido a una investigación de las autoridades lituanas sobre un presunto fraude dentro del Bankas Snoras. Dicho banco era propiedad el Sr. Antonov, que poseía el 68% de las acciones. El banco lituano entró en administración. CSI emitió un comunicado tratando de aclarar su situación y tranquilizar a los afectados:


Finalmente el 29 de noviembre el Sr. Antonov renunció a la presidencia del Portsmouth FC después de que CSI entrara en administración. La prensa inglesa comenzó a hablar sobre la posibilidad de que el Portsmouth fuera sancionado con la pérdida de puntos debido a que la empresa propietaria del club había entrado en ese proceso. Varios expertos señalaron que era necesario definir claramente la diferencia entre CSI y el Portsmouth FC. Como curiosidad, en varios medios se citaba como ejemplo al Southampton, que en 2009, fue sancionado con la deducción de 10 puntos en un caso similar.

En lo deportivo el equipo también se vio afectado debido a que la Liga le impuso restricciones a la hora de fichar jugadores y al número de fichas que podía tener. Así mismo todas las operaciones debían ser aprobadas por la Liga.  Durante este periodo de indefinición varios de los jugadores más importantes no quisieron cambiar de aires y decidieron continuar en el club.

Tras un periodo de dudas sobre el futuro de la entidad, el 24 de enero de 2012 se hizo pública una petición de liquidación por parte del HMRC (Her Majesty’s Revenue and Customs). Bajo estas siglas se esconde Hacienda. En resumen el Portsmouth debía 1.6 millones de libras en concepto de impuestos y tasas no pagados. El club hizo público un comunicado a través de su web en el que explicó la situación y se quejó de las especulaciones vertidas sobre su situación económica y dejó bien claro que el club no estaba en administración.

Durante todo este tiempo una de las máximas preocupaciones de los dirigentes del club fue encontrar un nuevo propietario para el club que inyectase liquidez para hacer frente a los gastos. A lo largo de diciembre el club no pudo pagar los salarios correspondientes. Durante unas semanas se especuló con un nombre: Joseph Cala, un empresario que finalmente se echó atrás en su intención de comprar el club.

En aquel momento dirigió el club el administrador de CSI, el Sr. Andronikou. Se da la casualidad de que en la temporada 2009-2010, durante el primer proceso de administración, el administrador del Portsmouth fue el mismo Sr. Andronikou.

Finalmente el 17 de febrero el club entró en administración a petición propia, tres días antes de la vista que tenía ante el HMRC para hacer frente al pago de su deuda. El equipo de fútbol fue sancionado automáticamente con la pérdida de 10 puntos. Esta rémora fue un escollo demasiado grande para el equipo, que finalmente perdió la categoría y descendió a League One.

Durante el periodo en que el HMRC pidió la liquidación, que por cierto se ocultó a la opinión pública, hasta que el club entró en administración, las cuentas del club estuvieron congeladas, lo que hizo que el club no pudiese pagar los salarios así como hacer frente a los gastos corrientes.

Consecuencias

La entrada en este proceso concursal ha sido el paso dado por los gestores del club para evitar la liquidación del mismo. La Corte decidió otorgar la administración del club a Trevor Birch, un hombre que había trabajado como director ejecutivo en otros clubes como Chelsea, Everton o Sheffield United.

El nombramiento de este administrador ha sido positivo a los ojos del entorno del club. Aún así ha tenido que tomar decisiones dolorosas, para hacer posible la viabilidad del club, como el despido de personal del club o la venta de los mejores (y más costosos) jugadores del equipo.




En este momento ha vuelto a aparecer en escena Balram Chainrai, un personaje que ya apareció hace un par de años para sacar al club de la misma situación. El empresario de Hong Kong ha hecho que la masa social, que durante los momentos más duros del proceso se ha mantenido unida, se divida entre sus partidarios y los partidarios de que el club sea propiedad de los aficionados.

El Sr. Chainrai ha hecho una oferta a los administradores del club que haría que el Portsmouth saliese del proceso de administración. Actualmente el club no puede realizar fichajes, por lo que el manager del equipo, Michael Appleton, está inmerso en un proceso de búsqueda de futbolistas que llegarían sin coste para la entidad. 

Frente al Sr. Chainrai se ha levantado un movimiento social, Supporters’ Trust, que trata de hacer una oferta para que el club quede en manos de los aficionados. Entienden que la situación en la que se encuentra hoy en día la institución es debida a la mala gestión llevada a cabo por dueños que querían hacer negocio con su equipo.

A finales de junio la junta de acreedores decidió aceptar la proposición de Portpin (empresa de Balram Chainrai) para comprar el club. Para que esta operación se lleve a cabo es necesario que se reduzca de forma urgente la masa salarial de la entidad. El mayor escollo para “aligerar”  está es vender o deshacerse de los jugadores que más cobran.

Para más inri la Liga de Fútbol ha decidido volver a sancionar al equipo con 10 puntos. Algo que el propio Trevor Birch ha calificado como injustificado. Esta sanción también puede hacer que Portpin retire su oferta en base al acuerdo alcanzado.

La situación del Portsmouth puede tomar tintes dramáticos y llegar a desaparecer si no se deshacen rápidamente de sus jugadores más caros. De hecho, el administrador del club ha puesto como fecha límite el próximo 10 de agosto para que esto ocurra. De no ser así el club, según sus palabras, será liquidado. Esperemos por el bien de una afición volcada con sus colores el club pueda continuar su andadura a pesar de los malos gestores que ha padecido.



Por fortuna el club consiguió deshacerse de todos sus jugadores y de la mano de Michael Appleton, mánager del equipo, se logró confeccionar una plantilla con algunos jugadores de calidad como Brian Howard o Izale McLeod y el Porstmouth logró comenzar la competición en la tercera categoría del fútbol profesional inglés: la League 1.

Con el devenir de los meses los Blues, que comenzaron la campaña de manera digna, fueron cayendo en la clasificación y finalmente una racha de 24 partidos, 134 días, consecutivos sin conocer la victoria hicieron que el equipo ocupase la parte baja de la clasificación.

Entre medias el técnico que había logrado una plantilla medianamente competitiva, decidió poner punto y final a su etapa al frente de la nave y puso rumbo a Blackpool. Poco a poco, de aquella plantilla inicial apenas ha permanecido el guardameta Simon  Eastwood. Todo el trabajo realizado durante el verano se había esfumado. Algunos, como el veterano Jon Harley, intentaron permanecer en el equipo, pero las nuevas medidas de austeridad impuestas por los administradores del club lo impidieron.

En el mercado invernal llegaron nuevos jugadores (hasta 52 jugadores han llegado a jugar para el equipo de Fratton Park) pero el mánager interino, Guy Whittingham, parecía incapaz de conseguir enderezar el rumbo. Finalmente la parcela deportiva se ha visto enderezada y de la mano de este técnico, que además ha dado protagonismo a jóvenes talentos como Jed Wallace, Ashley Harris o Dan Butler, los seguidores del equipo de la costa sur inglesa han recuperado la ilusión, realizando un gran final de temporada.



En los despachos, la incertidumbre ha durado demasiado y, aunque finalmente las negociaciones han llegado a buen puerto, el camino ha sido largo. De hecho, hasta la penúltima jornada del campeonato no se han resuelto todas las incógnitas.

En el tramo final las dudas han sido las protagonistas y no ha sido hasta el pasado 10 de abril, fecha fijada para la vista que iba a decidir el futuro de la entidad, cuando se han resuelto. Antes de la vista los administradores del club, Portpin y Supporters' Trust lograron un acuerdo in-extremis que permitía, a estos últimos, hacerse con la propiedad del club. Los documentos que confirmaban la compra-venta se firmaron el pasado 19 de abril, fecha histórica ya que el club vuelve a manos de, según Ashley Brown (presidente del Supoorters' Trust), "quienes realmente lo aman: sus fans".

Todavía la felicidad no era plena ya que pendía sobre la cabeza del nuevo Portsmouth la espada de Damocles que significaba la sanción de 10 puntos , que se haría efectiva cuando el club saliese de la administración. ¿Habría llegado a tiempo el acuerdo? La respuesta ha sido SI. Un si rotundo ya que horas antes del penúltimo encuentro de la temporada, y el último de la misma en Fratton Park, la Liga de Fútbol anunció que la deducción de puntos se hacía efectiva esta campaña.

Nunca una deducción de puntos ha sido tan celebrada. la fiesta en Fratton Park fue completa, ya que a la decisión de la Liga se unió la brillante victoria frente a uno de los mejores conjuntos de la categoría. Además esta decisión hace que la nueva temporada, el Pompey comience la competición en igualdad de condiciones respecto a sus competidores.


La historia está por escribirse y de la mano de los nuevos propietarios, sus hinchas, el Portsmouth ha puesto la primera piedra para regresar, algún día, a la élite del fútbol. El camino no será fácil y estará lleno de obstáculos, pero una vez superada la fase más difícil desde la fundación, allá por 1898, del club se han puesto unos sólidos cimientos sobre los que basar un proyecto lleno de ilusión.

PLAY UP POMPEY !!!!!!   





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