El planteamiento de este texto es
sencillo y se basa en una premisa básica en la economía: la ley de la oferta y
la demanda. Un bien cuesta lo que alguien está dispuesto a pagar por ese bien.
Porque no nos engañemos, el fútbol de élite actual se centra en criterios
empresariales.
Durante esta reflexión no me
quiero parar en si es ético pagar tanto por un jugador de fútbol o de cualquier
otra disciplina deportiva, o de si han sido 91 o 101 millones de Euros lo que
el Real Madrid ha pagado por el traspaso de este futbolista. De todo esto ya se han encargado otros.
Vaya por delante la aclaración de
que a mí, particularmente, Gareth Bale en un jugador que siempre me ha gustado,
desde sus inicios como lateral izquierdo hasta la temporada pasada donde
demostró que es un jugador mucho más completo de lo que la mayoría de los
aficionados podíamos creer.
Me gustaría centrarme en si este
fichaje es bueno o malo para el fútbol actual. Con la irrupción en los últimos
años de grandes fortunas en el mundo del deporte rey, las reglas del juego han
cambiado. Que la UEFA quiera imponer un fair
play financiero me parece bien, pero estas reglas no nos van a salvar de
que una gran fortuna proveniente de oriente medio o de algún oligarca ruso
irrumpa, cual elefante en cacharrería, en
un club de fútbol.
Es evidente que en algunos casos
estas fortunas invertidas en clubes de fútbol sirven para erigir faraónicos
proyectos. Algunos de ellos logran buenos resultados, pero ¿qué ocurrirá cuando
el señor que ha puesto su dinero en una “empresa futbolística” se canse y
decida invertir en otra parte?
Durante un tiempo los aficionados agraciados, que ven
como su equipo de toda la vida puede fichar a grandes futbolistas, serán
felices. Serán envidiados por otros que ven como su equipo debe conformarse con
traspasos menos mediáticos e incluso sin fichajes. Pero el fútbol no tiene
memoria y un día esa inyección económica desaparecerá.
En el mejor de los casos, ese
juguete en que se ha convertido el club, tendrá otros dueños, tal vez con menos
posibilidades financieras y posiblemente peores resultados deportivos. En el
peor de los casos ese club, sentimiento de muchos seguidores, se verá abocado a
desaparecer. Es por esto que me pregunto si un fichaje como el de Gareth Bale
es bueno para el fútbol. No por ser Gareth Bale, sino por lo que representa su
fichaje en sí.
El fútbol, como sentimiento está desapareciendo y está siendo sustituido por el deporte de
élite, donde lo que cuenta a fin de año es el balance bancario. A lo largo y
ancho del planeta fútbol todavía quedan reductos, al modo de los
inquebrantables galos de Asterix, donde el fútbol permanece fiel a la esencia
pura del deporte, pero bien harían los dirigentes de fútbol en plantearse que
sus futbolistas, en la mayor parte de los casos, son profesionales y se venden
al mejor postor, como haríamos el resto de los mortales.
El fútbol, como sentimiento está desapareciendo y está siendo sustituido por el deporte de élite, donde lo que cuenta a fin de año es el balance bancario. Bale es un jugador de fútbol muy bueno. Él está dedicado a la carrera de fútbol. No importa qué camisetas de futbol use, siempre lo apoyaré.
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