La carrera del jugador
del Athletic de Bilbao no ha sido fácil. Vilipendiado
en muchos campos de fútbol ha sabido sacar toda la fuerza que lleva
en su interior para labrarse un sitio en la historia del centenario
club bilbaino.
Carlos Gurpegui ha puesto punto y final a una dilatada carrera en rojo y blanco. Lo ha hecho, además, como se merece: Jugando y siendo importante en el equipo que dirige Ernesto Valverde. Tras 18 años en el Athletic, 15 de ellos en el primer equipo, el de Andosilla ha dicho adiós. Se va el referente del vestuario durante las últimas temporadas.
Carlos Gurpegui ha puesto punto y final a una dilatada carrera en rojo y blanco. Lo ha hecho, además, como se merece: Jugando y siendo importante en el equipo que dirige Ernesto Valverde. Tras 18 años en el Athletic, 15 de ellos en el primer equipo, el de Andosilla ha dicho adiós. Se va el referente del vestuario durante las últimas temporadas.
Honesto y noble, Gurpegui
ha sido fundamental en el vestuario de San Mamés, Su
carácter, forjado a base de varapalos, ha sido imprescindible para
que los inquilinos del banquillo rojiblanco le hayan tenido siempre
en cuenta. Dirigir una nave peculiar como es la del Athletic
requiere de mucha mano izquierda y de la presencia de símbolos que
sirvan como espejo para los más jóvenes.
Centrocampista con
potencia y llegada a portería contraria en sus inicios ha sabido
reconvertirse con el paso de los años para acabar sus días como
profesional en el eje de la zaga. Como otros jugadores ofensivos.
Como aquel Lothar Matthäus que acabó sus días jugando como
líbero.
Pero el ya ex capitán
del Athletic no lo ha pasado bien. De no haber sido por una
extraordinaria fortaleza mental, su carrera no habría sido tan larga
y ejemplar. Primero aquella sanción de dos años por dopaje, de la
que ahora ya habla con más libertad, y después varias lesiones que
le han tenido mucho tiempo apartado de los terrenos de juego.
“Estaba sentenciado
desde el primer día”. Así de claro y contundente se ha
mostrado recientemente en una entrevista en la web del Athletic.
Y es que Gurpegui, en mi
opinión, fue una cabeza de turco en la persecución que se llevó
a cabo sobre Sabino Padilla, que
todavía tenía cuentas pendientes de su etapa en el mundo del
ciclismo. En aquellos tiempos había que eliminar cualquier
sospecha sobre el deporte nacional y había que ser ejemplar a la
hora de tomar medidas. “Creo que si hubiera sido otro el final
sería diferente”, ha
expresado el futbolista.
Aunque ha recibido el
apoyo de algunos compañeros como Iker Casillas, en la mayoría de campos ha tenido que
oír cosas muy desagradables y aunque
lo pasó mal, esos mismos que le han insultado le han hecho un gran
favor: Le han hecho mentalmente mas fuerte. Tanto como para superar
varias lesiones de consideración.
En octubre de 2011 se
rompió el ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda. De
manera fortuita, como suceden a menudo este tipo de lesiones. Tras
meses de duro trabajo en la sombra volvió y en el tramo final de su
etapa en la élite ha podido, incluso, levantar un trofeo como
capitán del equipo del botxo.
Su vida deportiva no ha
sido fácil pero Carlos Gurpegui ha demostrado que con
trabajo, honestidad y sacrificio se puede hacer historia en un club
de tanta tradición como es el Athletic de Bilbao. Sin
lugar a dudas, se le echará de menos.
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