Athletic Club: Que pase el siguiente


La confirmación en las últimas horas de la salida de Aymeric Laporte de la disciplina rojiblanca puede suponer un punto y aparte en la temporada del equipo bilbaíno. Hasta el momento la trayectoria de los del Ziganda ha sido como poco irregular pero, ¿qué pasará a partir de ahora?



Este mercato invernal será recordado durante bastante tiempo por los seguidores del Athletic Club. Por un lado, la no-salida de Kepa Arrizabalaga, que finalmente ha desembocado en la renovación del arquero de Ondárroa cuando parecía que acabaría la temporada en el Real Madrid  y por otro las renovaciones de Iñaki Williams o Iago Herrerín han hecho que se haya hablado prácticamente a diario del club del botxo.

Cuando parecía que la tranquilidad llegaba a las oficinas de Ibaigane y que el equipo podría afrontar el final de temporada con calma y con las bases del futuro bien firmes saltaba la noticia de la inminente salida del defensa galo. Laporte ya había desestimado una oferta citizen hace un par de campañas pero en esta ocasión ha decidido probar suerte en la exigente Premier League y abandonar La Liga.

Con la marcha del central salta por los aires la columna vertebral pensada desde la directiva para el equipo de los próximos años. El trío Kepa - Laporte - Williams debía ser la base sobre la que construir la plantilla y rodearla de buenos complementos que ya están como Iker Muniain o Markel Susaeta además de nuevas caras que puedan llegar a San Mamés.

Sigo pensando que la buena salud el Athletic depende más del director de orquesta que de los intérpretes por lo que la salida de un futbolista, con talento eso sí, no debería hacer tambalear los cimientos de la centenaria entidad. Tampoco creo que el relevo en la zaga rojiblanca deba buscarse demasiado lejos ya que, si la salud se lo permite, Yeray Álvarez está llamado a dar grandes alegría a la parroquia bilbaína.

Laporte no es ni el primer ni el último buen futbolista que sale del Athletic. Son los tiempos que nos tocan vivir. Es la época en que el dinero, en abundancia en algunos clubes, prima y cada vez serán menos los rara avis que desoigan los cantos de sirena y decidan permanecer en la disciplina rojiblanca. Hoy es el defensa francés y dentro de un tiempo será otro. El conjunto bilbaíno puede dar muchas cosas, pero siendo realistas los títulos están lejos.

El dinero que deja en caja la salida del defensa galo, alrededor de 65 millones de Euros, permite disfrutar al conjunto de La Catedral de una solvencia económica que para sí quisieran otros, aunque es cierto que esta bonanza puede ser aprovechada por otros clubes para inflar los precios de posibles objetivos de la dirección deportiva bilbaína para reforzar la plantilla en un mercado tan limitado como el de la entidad de Ibaigane. ¿Por qué no usar ese dinero para atraer a un buen cuerpo técnico y modernizar la estructura del club?

No hace tanto tiempo que el Athletic ha pasado por situaciones difíciles pero los rectores del club no deberían volverse locos y verse arrastrados en la tendencia “sobrepagadora”  del deporte rey en los últimos tiempos. Invertir en la cantera, esa que tantas alegrías ha dado, debe ser el camino a seguir. Trabajar para lograr que otros jóvenes cachorros lleguen al primer equipo y mejorar la metodología y captación en Lezama es fundamental. El fútbol evoluciona a una velocidad endiablada y la cantera bilbaína no puede quedarse atrás.

Poco importa si no llegan grandes fichajes ya que la filosofía del club tampoco se presta a ello. El futuro del club bilbaíno no está en los grandes dispendios si no en el orgullo con que se lleva la zamarra rojiblanca y en ilusionar a las nuevas generaciones que son las que deben nutrir en el futuro al Athletic.


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