Arnal Llibert Conde: Me fui al extranjero para empezar de cero

Arnal Llibert Conde es un futbolista que, como muchos otros, ha tenido que buscar un futuro lejos de su casa. Después de tres campañas el Chipre, busca nuevo destino. Nos ha atendido y esto es lo que nos ha contado sobre su aventura en allí.


Hola Arnal, ¿Hay alguna cosa interesante a la vista?
Hay alguna proposición de diferentes países, pero ya sabes que hasta que no hay nada firmado, en esto del fútbol en cinco minutos puede cambiar todo. De momento no hay nada concreto. Hay cosas interesantes de Australia, de EEUU y algo de Bélgica, pero hasta que no se firme, nada de nada.

¿Y de la Liga BBVA o de la Liga Adelante?
Pues no, la verdad es que no. Tampoco he hecho nada para seguir aquí. Estoy muy a gusto en el extranjero y no tengo, ahora mismo, ninguna motivación de volver. A parte, tal y como está la situación económica, de incertidumbre, de los equipos, que presupuestos habrá el año que viene… y además, hechos a viajar y a conocer otras ligas, prefiero seguir en el extranjero.

Seguir con la aventura, ¿no?
Si, la verdad es que es lo que más me motiva ahora mismo.

Canterano del Espanyol, también jugaste en muchos equipos de Segunda A y Segunda B, ¿De cuál de ellos guardas un mejor recuerdo?
De todos los años de Segunda A y los dos de Segunda B guardo buen recuerdo. Quizás del que más recuerdo tengo, porque sigo manteniendo contacto, sea el Elche, donde estuve dos años en los que estuve muy a gusto, con buenos equipos. La ciudad es buena y además allí tengo una peña con mi nombre. Que estén ahora en Primera será una motivación extra para ver los partidos del Elche.

¿Fue duró abandonar España en 2010 para irte a Chipre, una liga no muy conocida?
Sinceramente, si. Me fui al extranjero en un momento, de estos que tenemos los futbolistas, que estás un poquito saturado, con desconfianza a nivel de juego. Además en algunos equipos en los que había estado tuve algún problema… Fue irme al extranjero para empezar de cero y la verdad es que estoy contentísimo de haberlo hecho. Fue como recargar las baterías, empezar de nuevo y la verdad es que estoy muy a gusto. Estos tres últimos años en Chipre, jugando bien, marcando goles, con mucha confianza, espero que me sirvan para, en un futuro, tener algo interesante.

¿Y por qué Chipre?
En aquel momento yo jugaba en el Girona y tenía como compañero a Gerard López, ex del Barça y del Valencia, y viendo un partido me dijo, “me acaba de llamar Jordy Cruyff que necesita delanteros para la liga chipriota”. Me puse a mirar un poquito, hablé con Jordi, fui a probar y me quedé. Fue así… ya sabes las cosas del fútbol que en cinco minutos puede cambiar todo.

¿Cómo es el fútbol en Chipre? Porque francamente es una liga bastante desconocida. Quitando un par de apuntes de Anorthosis o APOEL de Nicosia que han estado en Champions, es un fútbol desconocido.
Es una liga rara. Me explico: Hay 14 equipos y de ellos el nivel general sería de Segunda A, pero en este mismo nivel los dos o tres últimos son de nivel de Segunda B y los dos o tres de arriba (APOEL, Omonia, Anorthosis, Apollon) son nivel de Primera. Es un fútbol muy atractivo, muy brasileño, con menos ritmo, pero más calidad que en nuestra Segunda A. Lo que si tiene son muchos jugadores de primeras divisiones de otros países como Holanda, Alemania, Portugal… también muchos españoles. Hay que adaptarse. Ten en cuenta que diecisiete de los veinticinco jugadores de la plantilla son extranjeros, lo que hace que sea un remix bastante curioso y un fútbol diferente a lo que estás acostumbrado. Es diferente pero es muy atractivo.

Tal vez en el fútbol no, pero ¿se nota en la vida la división entre la parte turca y la griega de la isla?
Lo notas porque acabas haciendo amigos. Los chipriotas son muy cercanos y un día u otro acabas hablando de la situación que tienen allí. Para ellos es muy reciente. Lo tienen muy vivo y evidentemente te haces a la idea de la situación que vivieron en su momento, en 1974, y también lo que están viviendo ahora mismo. Es palpable la preocupación que tienen, todo lo que perdieron, pero no afecta al día a día de la gente. Al contrario, son muy de “les pegan una ostia y vuelven a salir a flote”. Son bastante duros en eso.

¿Cómo se ha vivido la crisis financiera que hace unos meses sacudió el país?
En un principio fue un shock, evidentemente. Había mucha incertidumbre en torno a lo que estaba pasando, lo que iba a pasar, e incluso ahora hay incertidumbre sobre el futuro. Vino todo de golpe. No era una cosa que se esperara. A los futbolistas, a nivel económico, nos pasó factura por el hecho de que ya veníamos bastantes meses sin cobrar en la mayoría de equipos. Los clubes encontraron una escusa para no pagar y eso si que fue un poco duro, pero por lo demás no notamos ningún otro problema, más allá del hecho de que estuvimos una semana pudiendo sacar menos dinero del que normalmente sacabas, pero no tuvimos mayores problemas porque la mayoría de jugadores mandan el dinero a sus países.

Tengo entendido que el nivel de vida allí es caro, ¿no?
El nivel de vida es muy alto. Ten en cuenta que allí son unos siete meses de verano al año y es una isla preciosa para vivir, muy tranquila, y eso se paga. Es muy turístico y eso hace que los precios sean más caros. Hay muchos ingleses, rusos… El día a día es caro, pero los futbolistas no lo notábamos tanto porque te pagan la casa, el coche, billetes de avión, entonces sólo tienes que preocuparte del día a día. Pero bueno, los precios son parecidos a los que hay en Girona, Barcelona o Bilbao a la hora de salir a tomar algo.

Hemos comentado que había bastantes jugadores españoles en Chipre, ¿Había relación entre vosotros? En tu último equipo, Ethnikos Achnas, no había ningún español…
En el Ethnikos no había ninguno. Había un portugués que había jugado en el Elche el año anterior a mi llegada, que era Silas. Nosotros vivíamos en un complejo en Larnaca y ahí sí que estábamos unas 10 o 12 familias españolas. A mi lado por ejemplo tenía a David Catalá, que jugó conmigo en el Espanyol y es uno de mis mejores amigos, que juega en el AEK Larnaca. También estaban cerca Igor Gabilondo, Ander Murillo, Gorka Pintado, Jonathan Aspas o Joan Tomás. Tienes una relación, entre familia, los niños… la verdad es que vivíamos muy bien, muy a gusto. A pesar de estar en el extranjero, la convivencia hacía las cosas más fáciles.

En las tres temporadas que has estado en Chipre, has jugado en cuatro equipos, AEK Larnaca, Doxa Katokopias, Alki Larnaca y Erthnikos Achnas. ¿Qué nos puedes decir de cada uno de ellos?
Fui directamente al AEK de Larnaca. Fui allí, probé, me quedé. A nivel económico no pedí mucho y me salió una buena primera vuelta. Me fui al Doxa, que me mejoraron las condiciones económicas, pero tuvimos la mala suerte de descender. Después fiche por el Alki, donde si tuvimos un buen año, pero después de dos años buenos, por problemas económicos tuve que cambiar de equipo. Fue ir de mal a mal. La situación en el Ethnikos ha sido prácticamente la misma… Pero bueno, la verdad es que guardo buen recuerdo de todos los equipos en los que he estado allí.

En el último equipo, el Ethnikos Achnas, ¿Habéis logrado el objetivo de salvar la categoría?
Si. Cuando yo llegué, a principios de enero, no habían ganado ningún partido. Sólo habían empatado cuatro o cinco partidos y lo demás eran derrotas. Iban últimos en la clasificación. Era un poco arriesgado ir allí, pero conocía un poquito a sus jugadores y tenía una buena relación con el entrenador. Venía de una situación económica bastante mala en el Alki, me aseguraron un poco el tema económico e hice el cambio. Al final conseguimos mantener la categoría, que era el objetivo. Tal vez no era lo que yo esperaba ya que siempre quieres jugar Europa, intentas estar luchando por algo más, pero bueno, dentro de lo malo, salvar la categoría, que era lo principal, lo conseguimos.

En el Ethnikos ha habido bastantes cambios de entrenador, hasta cuatro técnicos han pasado por el banquillo…
Tuvieron una primera vuelta muy convulsa: malos resultados, acompañados de mala suerte. No ganaron ni un partido y de ahí todo lo que pasó. En enero llegamos cuatro o cinco jugadores, además del entrenador y cambió la situación. En general estoy contento con la temporada que me salió y de haber podido salvar al equipo, que era para lo que íbamos allí.

¿Cómo era la comunicación en el vestuario habiendo jugadores de varias nacionalidades?
Normalmente en todos los equipos el entrenador habla inglés o tiene un traductor. En todos los equipos hay muchos portugueses, algunos españoles, argentinos, brasileños… haces para entenderte y hacen para que les entiendas. Al final el fútbol tampoco tiene mucho secreto. Es simplemente interpretar lo que se te pide. El idioma lo acabas aprendiendo y si no, tienes un compañero que te ayuda, pero el inglés y el griego era lo más utilizado.

¿Has aprendido algo de griego?
Algo hemos aprendido, aunque ha aprendido más mi hijo que ha estado dos años en la escuela allí, pero lo que sí que he mejorado, y mucho, ha sido el inglés, cosa de la que me alegro.

Para tus nuevas aventuras, ¿no?

Totalmente. La motivación que ahora mismo tengo es esta. Estos treo o cuatro años que me quedan de fútbol aprovecharlos para conocer otras ligas, otros países, y más viendo como está la situación en España. La verdad es que resulta más fácil buscar acomodo en otros equipos. Y además le he cogido el gustillo a lo de estar fuera y conocer otro tipo de fútbol me motiva mucho.

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